Había una vez...Un cuento, un mito y una leyenda

By: Juan David Betancur Fernandez
  • Summary

  • Este podcast está dedicado a los cuentos, mitos y leyendas del mundo.
    © 2024 Había una vez...Un cuento, un mito y una leyenda
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Episodes
  • 592. La princesa Ixquic (Leyenda Maya)
    Sep 28 2024

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    Juan David Betancur Fernandez
    elnarradororal@gmail.com

    Había una vez en lo que hoy es yucatan una princesa llamada Ixquic que era hija de un señor maya llamado Cuchumaquic.

    Cierto día mientras Cuchumaquic paseaba con su hija por los amplios jardines adyacentes a los templos mayas le contó a su hija que en el inframundo había una árbol que se decía producía unos extraños frutos. Al oír esto la joven pregunto.

    Puedo ir yo a ver ese árbol. Seguro que sus frutos deben ser muy sabrosos. El padre inmediatamente le dijo que le estaba prohibido visitar el inframundo y comer de dichos frutos.

    Pero la joven Ixquic quedo maravillada de la historia y secretamente hizo nacer un deseo en su corazón de desobedecer a su padre y viajar por ella misma a conocer el árbol y sus frutos.

    Una noche, oculta por la oscuridad de la luna nueva Ixquic salió de su palacio y emprendió camino sola hacia el inframundo al que llamaban Pucbalchah. Allí asombrada llego a al pie del misterioso árbol.

    .

    ¡Ah!, dijo , ¡qué frutos tan extraños produce este árbol. No visto otros igual en las tierras de mi padre. Y cuantos tiene en sus ramas. Que me sucedería si cojo uno de ellos. Acaso podría morir.

    De pronto una voz que venia de dentro del árbol le respondió.

    ¿Qué es lo que quieres joven princesa? Estos objetos que vez en las ramas de los arboles no son frutos son calaveras. Dime que deseas.

    La joven replico. Deseo los frutos.

    Seguro replico de nuevo el árbol .

    Sí los deseo, contestó Ixquic.

    Muy bien, dijo la calavera que le hablaba . Extiende hacia acá tu mano derecha.

    De acuerdo replicó la joven, y con movimientos tembloroeos levantando su mano derecha y la extendió hacia el árbol.


    En ese instante la calavera que le hablaba escupió y la saliva cayó directamente en la palma de la mano de la joven princesa Ixquic. Y luego le dijo.

    En mi saliva y mi baba te he dado mí descendencia (dijo la voz en el árbol). Ahora mi cabeza ya no tiene nada encima, no es más que una calavera despojada de la carne. Así es la cabeza de los grandes príncipes, la carne es lo único que les da una hermosa apariencia. Y cuando mueren los hombres se espantan a causa de los huesos. Así es también la naturaleza de los hijos, que son como la saliva y la baba, ya sean hijos de un Señor, de un hombre sabio o de un orador. Su condición no se pierde cuando se van, sino se hereda; no se extingue ni desaparece la imagen del Señor, del hombre sabio o del orador, sino que la dejan en sus hijas y en hijos que engendran. Esto mismo he hecho yo contigo. Sube, pues, a la superficie de la tierra, que no morirás. Confía en mi palabra que así será, dijo la cabeza de Hun-Hunahpú

    Cuando Ixquic regresó a su casa, supo que se había quedado embarazada inmediatamente por haber estado en contacto con la saliva de la calavera

    Llegó, pues, la joven a su casa y después de haberse cumplido seis meses, fue advertido su estado por su padre, el llamado Cuchumaquic. Al instante fue descubierto el secreto de la joven por el padre, y mando a llamar el consejo de señores de xibalba. Diciendoles. .

    Mi hija está preñada; ha sido deshonrada, exclamó Cuchumaquic cuando compareció ante los Señores.

    Está bien, dijeron estos. Oblígala a declarar la verdad, y si se niega a hablar, ca

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    11 mins
  • 591. El valiente cobarde
    Sep 25 2024

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    Juan David Betancur
    elnarradororal@gmail.com

    Había una vez un hombre muy pobre que vivía en una ciudad. Su única posesión era una guitarra, y su única amiga era una anciana que le daba de comer. En esa región, dos pueblos vecinos estaban en constante conflicto, atacándose mutuamente año tras año.

    Un día, mientras exploraba los alrededores, el hombre encontró un lugar muy verde que le inspiró. Decidió descansar allí y pronto se quedó dormido. Sin embargo, unas moscas lo despertaron, y en su furia, mató a noventa y nueve de ellas de un solo golpe. Orgulloso de su hazaña, grabó en su guitarra:

    “Shej Gub-ba quitó noventa y nueve vidas de un solo golpe, entre el canto y el silencio.”

    Unos soldados del pueblo vecino, que acababa de ser atacado, pasaron por allí y vieron el guitarrista dormido. Inmediatamente se acercaron para robarle, pero inmediatamente cogieron la guitarra leyeron la inscripción y en la guitarra y pensaron que Shej debía ser un guerrero formidable.

    Huyeron sin despertar al hombre y corrieron a informarle al rey de lo que habían leído. El rey interesado en contar con un guerrero capaz de matar 96 personas de un solo golpe decidio que quería hablar con el y mando a llamarle a sus presencia.

    Cuando los soldados le pidieron que fuera a ver al rey, Shej respondió que el rey debía venir a él ya que el estaba muy ocupado para ver reyes. Y el rey soprendido de aquel rechazo pensó que efectivamente debía estar ante un hombre excepcional, así que monto en su caballo real y cabalgo hasta donde estaba Shei. Cuando llego lo encontró mal vestido, pelo largo, sin afeitar y sucio. Sorprendido por su apariencia desaliñada, el rey ordenó que lo arreglaran y lo trajeran a su presencia. Una vez limpio y bien vestido, el rey le pidió que matara a un león que estaba aterrorizando a su pueblo como prueba de su valentía.

    Shej , preocupado, fue a ver a su amiga anciana, quien le preparó un brebaje para dormir al león. El león bebió el brebaje y se quedó dormido, permitiendo que la anciana lo amarrara. Shej llevó al león al pueblo, donde fue recibido con una gran celebración y se le ofreció la mano de la hija del rey en matrimonio.

    Vivió como un príncipe hasta que un día fueron atacados por un grupo de bandidos. La princesa le pidió que defendiera al pueblo pero éste, para esconder el miedo que sentía, exclamó:

    -Tenéis que amarrarme bien encima del caballo porque soy un peligro viviente. En la lucha me enfurezco y arremeto contra todo el mundo. No puedo andar suelto. Y de esa manera los soldados lo amarraron al caballo y lo llevaron a la entrada del pueblo. Y luego dejaron que el caballo cabalgara de frente contra las

    El caballo, sintiendo la tensión del momento, comenzó a galopar hacia las filas enemigas. Los soldados enemigos, al ver a Shej atado de esa manera, pensaron que debía ser un guerrero temible que no necesitaba siguiera estar libre para enfrentarlos, que amarrado como estaba podía derrotarlos y se llenaron de miedo.

    El caballo, entrenado para la batalla, se lanzó con fuerza y velocidad, y Shej aunque asustado, mantenía la calma exteriormente. Los enemigos, confundidos y aterrorizados por la visión de este hombre aparentemente indomable, comenzaron a retroceder.

    En medio del caos, Shej recordó las palabras de su vieja amiga y decidió usar su ingenio una vez más. Comenzó a gritar con todas sus fuerzas, fingiendo estar en un frenesí de batalla:

    • ¡Apartaos de mi camino, o conoceréis la furia de Shej Gub-ba, el que mató noventa y nueve vidas de un solo golpe!

    Los enemigos, aterrorizados por sus gritos y la velocidad del caballo, huyeron en desbandada. Los soldados del

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  • 590. La liebre astuta (infantil)
    Sep 23 2024

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    Juan David Betancur
    elnarradororal@gmail.com

    En un rincón remoto de la pradera africana vivía una liebre conocida por su astucia y rapidez. La liebre era un animal muy ágil y siempre estaba saltanto de aquí allá y debido a esto todos en la pradera la conocían. La liebre como todos sabemos es un animal peque con orejas grandes y muy divertido. Y A pesar de su pequeño tamaño, la liebre siempre encontraba maneras ingeniosas de resolver los problemas que pudiera encontrar en sus recorridos diarios. Un día, mientras descansaba bajo un árbol, escuchó unos ruidos muy profundos y se asomo a ver quien era el que producia estos ruidos. Desde atrás de un pequeño arbusto pudo ver como un gran rinoceronte caminaba por su pradera moviéndose como si fuera el dueño de todo a su alrededor. Además el rinoceronte gritaba con toda su energía que el era el más fuerte animal y que el podía derrotar a cualquier otro animal. Obviamente los animales pequeños se escondían a su paso y le huian cuando lo sentían venir.

    La liebre Cansada de la arrogancia de aquel rinoceronte decidió darle una lección y saliendo de atrás de los matorrales salto y salto hasta que llego donde estaba el rinoceronte. Allí se paro frente a el y le dijo.

    Rinoceronte, puedes ser fuerte, pero no lo eres más que yo. Te desafío a una prueba de fuerza mañana por la mañana.

    Ja… dijo el rinoceronte. No sabes con quien estas tratando en este momento. Te recuerdo que yo soy el más fuerte y que nadie nunca me ha podido vencer. Y menos una simple y pequeña liebre.. Mejor vete antes de que me hagas enojar .

    La liebre no solo no se retiro sino que además le dijo.

    Mira Vamos a probar tu fortaleza tirando de una cuerda …

    Lo vamos a hacer de esta manera …. Yo voy a tirar una cuerda bien larga y luego cada uno de nosotros toma un lado y el que tire de ella más fuerte gana y demuestra quien el el más fuerte de la pradera.

    El rinoceronte se tiro al suelo de la risa…. No podía aguantar la risa de solo pensar en que esa pequeña liebre lo estuviera retando a una prueba de fuerza. Así que entre risa y risa le dijo…. Esta bien liebre si quieres lo podemos hacer y acepto el desafio sin pensarlo dos veces.

    Mientras tanto, la liebre corrió extendió la cuerda hasta el lago que estaba al otro lado de un matorral, de esta manera el rinoceronte no la podía ver y solo veía como la cuerda cruzaba el matorral …

    En este rio vivía un hipopotamo que al igual que el rinoceronte se creía muy fuerte y poderoso. La liebre llego con la cuerda hasta donde se encontraba el hipopotamo y le dijo.

    Hermano hipototamo. Tu siempres me estas diciendo que te debo tener miedo porque tu eres muy fuerte. Pues yo aquí estoy para demostrarte que yo soy la más fuerte.

    El hipototamo se undio en el lago y haciendo burbujas de risa saco la cabeza mientras decía…. Liebre tu estas loca. Como te atreves a retarme, tu sabes que yo soy ciento de veces más grande y que mi fuerza es enorme….Vete y déjame solo.

    La liebre se acercó y le dijo. Si tu me vences yo no volvere por aquí, pero si yo te derroto podre venir al lago las veces que yo quiera…. Que te parece el trato. El hipopotamo que quería el lago para el solo, acepto el reto y le dijo.

    Esta bien… Tu ganas que tengo que hacer . Y la liebre le dijo. Mira esta cuerda que he traído. Toma y cuando yo te diga empieza a tirar. Yo estar en el otro extremo de la cuerda y así el que tire más fuerte ganara.

    Esta bien dijo el hipopotame …. Vete hasta el otro lado y me dices cuando empezar a tirar.

    Perfecto…. Dijo la liebra espera y cuando sientas el primer tiro

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